Aunque el compositor contemporáneo
Arvo Pärt es conocido por su “minimalismo sacro”, no debemos olvidar que como
varios otros, su carrera de compositor la comenzó creando obras muy modernas,
expresionistas y eventualmente muy disonantes. Entre esas obras, hay una
singular joya, que merece la pena escuchar. Se trata de su “Credo”.
En esta obra para piano, coro y
orquesta, el compositor quiso exponer un encuentro entre dos mundos: el del
amor y el del odio.
En esta obra podemos
claramente distinguir tres partes:
1.- (Amor) donde Pärt se basa en la dulce
progresión harmónica del Preludio en Do mayor de Bach (sí, el primero del clave
bien temperado). En esta parte del Credo, el coro nos cautiva y reconforta,
deslizándose dulcemente en las melodías… sí, todo muy bonito hasta que…
2.- Los temas van evolucionando con técnicas
dodecafónicas, aumentando la tensión hasta explotar en (Odio) fuerte
disonancia. Este ruidoso pasaje continúa hasta que comienza a hacerse
intermitente y entonces llega…
3.- El amor otra vez, recuperando el tono del inicio y reconfortándonos.
3.- El amor otra vez, recuperando el tono del inicio y reconfortándonos.
De esta manera, Pärt quería dejar en claro que es
con amor, la manera en que el odio se debe aniquilar (así es, denotando desde
siempre su religiosidad).
En esta obra apreciamos al Arvo Pärt que fue moderno, transgresor y vanguardista. La parte del “Odio” es muy intensa, muchos (como yo) dirían que es una locura, pero en el mejor sentido de la palabra. Uno no puede prometer que esta obra sea del agrado de todos; sin embargo, “Credo” es una pieza espectacular y excitante que merece la pena conocer.
En esta obra apreciamos al Arvo Pärt que fue moderno, transgresor y vanguardista. La parte del “Odio” es muy intensa, muchos (como yo) dirían que es una locura, pero en el mejor sentido de la palabra. Uno no puede prometer que esta obra sea del agrado de todos; sin embargo, “Credo” es una pieza espectacular y excitante que merece la pena conocer.
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