Después de haber sido duramente criticado por crear música
demasiado compleja y no representativa del espíritu socialista (características
que toda música soviética debía cumplir, según Stalin), Shostakovich sabía que cuando
estrenara su 5ta. Sinfonía en 1937, todos los ojos estarían puestos sobre él.
Suficiente presión no le faltó, puesto que él seguro no quería ser otro de los
cientos de miles que perecieron por no cumplir en el régimen de Stalin.
Dimitri respondió a esta presión con una sinfonía más convencional
en 4 movimientos que en su estreno, fue un descomunal éxito. Público general y
críticos quedaron extasiados con la nueva creación del compositor. Se cuenta
que personas lloraron al escuchar el Adagio y que el aplauso al final duró más
de media hora.
Hoy en día, la 5ta. Sinfonía de Shostakovich es una de las
favoritas del compositor. No es difícil imaginar cómo la música pudo conmover
de tal manera al público, ya que el buen Shosta pudo expresar directamente
sentimientos comunes del pueblo soviético como angustia, melancolía y valor;
pero esto lo hizo con toda la genialidad, pizca de sarcasmo y gran
espectacularidad que caracteriza al compositor.
Recuerdo que esta fue la primera sinfonía que escuché de Dimitri y por supuesto, desde ese momento quedé enamorado del buen Shosta. A pesar de ser una de sus sinfonías más "ligeras", en su tiempo me impresionó mucho, ya que yo no conocía música del siglo XX salvo un poco de Richard Strauss y Rachmaninov. Sin embargo, el dramatismo peculiar de Shostakovich es muy diferente y mi primer contacto siempre lo recordaré, es por eso que le guardo mucho cariño a esta sinfonía.
Aunque claro... la que seleccionaría como mi favorita es la número 11.
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