Hay varios compositores que podríamos llamarles one-hit wonders, debido a ser conocidos por solo una de sus obras a pesar de haber compuesto mucho más. El inglés Gustav Holst estaría sin duda en este grupo debido a su fama relacionada con su suite de “Los Planetas”. Sin embargo, vale la pena ir descubriendo más música de este compositor; así que en esta entrada recomendaremos una interesante pieza de su autoría.
Su suite Beni Mora es una de sus obras que fue producto de la inspiración tomada a partir de su estadía en Argelia. Estancia que incluyó paseos por el desierto y por supuesto, contacto con música tradicional de los pueblos visitados. Esta suite de poco más de un cuarto de hora, también llamada “suite oriental”, nos presume ese exotismo que siempre cae bien en las obras orquestales y consiste en tres movimientos: dos Danzas y un Finale.
Esta obra tiene un poder más evocativo que espectacular, las danzas son mayormente suaves y sugestivas con eventuales momentos dramáticos. Si bien toda la obra tiene ese ambiente exótico-oriental, no cabe duda que es el último movimiento el que se percibe como toda una experiencia transportadora. El eje central del Finale es un corto motivo melódico que es repetido de manera constante por la flauta ¡durante prácticamente todo el movimiento! Sin embargo Holst nunca lo vuelve tedioso, sino lo usa como marco hipnótico para mostrar sus habilidades orquestales. Al culminar la obra, es inevitable quedarse con esa melodía de la flauta en la cabeza, dándonos vueltas y dejándonos con ese buqué oriental, casi melancólico del pequeño viaje que Holst nos ha ofrecido.
Es una obra interesante y que definitivamente merece atención.
Información de la obra en el sitio Gustavholst.info
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