Siguiendo con la línea de mis sinfonías perdidas y consentidas, que está encabezada por la 3ra. Sinfonía de Kurt Atterberg; continuamos esta vez con otra joya desconocida romántica que siempre encanta a cualquier escucha. El compositor es danés y se llama Ludolf Nielsen. Así es, comparte apellido con el “Nielsen” (Carl) más conocido, convirtiéndolo en el “otro Nielsen”.
Ludolf Nielsen (1876-1939) |
La Tercera Sinfonía de L. Nielsen es una aventura, un viaje, una experiencia deliciosa de efecto “transportador” que evoca todo lo mejor de Bruckner, Wagner y Mahler. Uno de los aspectos que más me gusta de esta sinfonía es que tiene ese efecto de “narración” que Nielsen logra dentro de la típica forma de sinfonía romántica. Esto lo admiro ya que la sinfonía no es programática, pero resulta muy fácil imaginarse una historia al escucharla. Sus cuatro movimientos tienen las siguientes duraciones y distribución:
El primer movimiento comienza con una tranquila introducción, un tema idílico que inmediatamente reconforta; yo diría que pretende dar un efecto de “amanecer” (sería un gran comienzo para un poema sinfónico). Luego viene la entrada del tema principal (04:22), con un motivo de siete notas que es el protagonista durante todo el movimiento. Este motivo melódico resulta encantador al instante y Ludolf Nielsen le saca provecho de manera magistral, como los grandes románticos, con súbitos cambios de humor, dándole diversas facetas, de tal manera que no podemos soltar la atención durante todo el desarrollo. El movimiento concluye de manera espectacular, llegando a una mezcla del motivo principal con el tema idílico de la introducción (10:49), culminando en éxtasis romántico y triunfal que nos deja con la boca abierta y pensando “¿y esto es sólo el primer movimiento?”.
(12:04) El Scherzo (2do movimiento) que nos presenta Nielsen viene inspirado naturalmente en esos scherzos dancísticos mahlerianos. Sin embargo, es innegable el espíritu nórdico que Nielsen le imprime, cargándolo de esas melodías dulces que nos encantan. Más allá de las melodías y la manera ingeniosa en que las lleva, si hay algo que Nielsen presume aquí, es su colorida orquestación. No cabe duda que se lució en este aspecto y me atrevería decir que es un mejor orquestador que algunos de los “grandes”. Particularmente el pasaje de (18:50 – 19:39) me parece delirante al respecto. Este scherzo que nos da la ilusión de una fiesta campirana en tierras danesas continúa perfectamente con esta “historia inexistente” de esta sinfonía.
Si aún no estábamos convencidos de la habilidad paisajista de Nielsen, quedamos satisfechos en el 3er movimiento (21:52). Aquí, Nielsen parece querer evocarnos a los Adagios de Bruckner, con una melodía principal tierna, pacífica y un poco melancólica. El sentimiento está enmarcado por un ambiente natural, bucólico, sereno; como si nos sentáramos al pie de un árbol para simplemente observar algún paisaje de ensueño. El movimiento continúa en este tono delicado; eventualmente, justo cuando ya comenzamos a imaginarnos algún delicado romance en esta “historia inexistente” de la sinfonía… algo pasa. (26:57) Nielsen nos toma por sorpresa, nos sacude cambiando el tono súbitamente a uno más tenso y dramático; como si en medio de nuestro reposo en el campo, nos llegaran a dar una mala noticia (pero aquí ya estoy divagando sobre la historia que cada quien deberá imaginar al escuchar, jejeje). Desde que entra el drama, ya sabemos que viene algo espectacular; y efectivamente, después de un poco de tristeza angustiante, una poderosa marcha fúnebre emerge en los metales (29:30), rugiendo una de las melodías más memorables de toda la sinfonía (toda esta parte, muy Wagneriana por cierto). Este delicioso sentido de tragedia nunca pierde la sensibilidad de todo el movimiento y así continúa suavemente, repitiéndose la marcha esta vez con más énfasis en las maderas (30:50) y luego… vuelve la paz. (32:42) El tema tierno principal del movimiento nos trae de vuelta de lo que parece haber sido un mal sueño; aunque eso sí, aún se nos asoma de repente la melancolía de esa marcha trágica.
El Finale es por supuesto el cierre perfecto de una sinfonía romántica, con repasos de los movimientos pasados y un gran espíritu triunfal. (37:17) Comienza misteriosamente, como preparándonos para otro pequeño viaje. Después de un poquito de la tensión wagneriana característica de esta sinfonía, aparece uno de los temas principales de este movimiento, (38:35) un tema heroico llevado por la trompeta que también es de los más memorables. Una vez que el movimiento ha tornado a un tono “épico”, Nielsen nos sorprende con un cambio súbito a un tema más optimista (40:17), casi ingenuo, que nos arranca la sonrisa; para luego llevarnos de vuelta al tema heroico, que esta vez se impone en una explosión de contrapunto mahleriano majestuosa (41:19). La primera sección de este movimiento concluye triunfalmente y luego, continúa una parte meditativa, donde ya solo nos queda disfrutar plácidamente sin pensar en qué es lo que viene, porque sabemos que Nielsen nos puede sorprender de varias formas. Un acorde amenazador es la entrada para el regreso del tema optimista que esta vez viene seguido de un viejo amigo (46:45)… Sé que es algo común en las sinfonías románticas, pero particularmente en ésta, el retorno del tema principal del primer movimiento (ese encantador motivo de 7 notas) me parece maravilloso, simplemente me llena de emoción, es como volver a ver a alguien que habíamos extrañado mucho.
Pero este viejo amigo se va muy rápido para darle paso a la coda que por supuesto es espectacular. (47:03) Desde que arranca, lo hace con fuerza, con rugidos de los metales, haciendo un pasaje tormentoso donde cada vez se genera más y más tensión hasta que esta tensión se libera de manera muy ingeniosa: (48:24) con un solo de timbales y trombones (o por lo menos es lo que alcanzo a escuchar). Y después de la tormenta, viene la calma. El motivo de las 7 notas aparece delicadamente para dar paso al tema idílico de la introducción de la sinfonía (50:05). Así es, ésta es una sinfonía redonda que culmina de la manera en que empieza. El tema ya no da el efecto de “amanecer” sino más bien el de un ocaso, jugando con el tema principal del scherzo y poco a poco desvaneciéndose en el silencio, hasta que la flauta anuncia suavemente las últimas notas y en la tranquilidad de ensueño que nos propone Nielsen, terminamos este viaje.
Es indudable que Ludolf Nielsen puso mucho cariño y atención en cada detalle de su sinfonía. Cuando fue estrenada, fue recibida sin gran interés. Seguramente el compositor consciente de la belleza que había creado, esperaba una gran reacción del público. Este tibio recibimiento hizo que el compositor decidiera no componer más sinfonías (una lástima, la verdad). Aún hoy, es increíble que esta sinfonía solo haya sido grabada una vez. Es una obra que enamora, o por lo menos que atrae al instante. Casi cualquiera que la escuche queda más que satisfecho; esperemos escucharla más seguido en los próximos años.
Aquí dejamos el video donde podemos escuchar la sinfonía. (Las marcas de tiempo que hago en el texto corresponden a este video). Por cierto, que esa imagen me parece tan adecuada a la sinfonía. Pero bueno… ya estoy divagando otra vez. Mejor, disfrutemos.
Usted describe las obras de una forma que impresiona y engancha. Es muy triste que los grandes sellos discográficos graben hasta la saciedad lo mismo de lo mismo. Claro, son grandes obras y grandes genios, pero otros compositores merecen ser más conocidos y grabados. Creo que Dacapo es el sello de esa sinfonía. Espero escucharla muy próximamente ¡porque usted me dejó antojado de ella!
ResponderEliminar¡Muchas gracias por sus comentarios, César!
EliminarDe hecho, si no fueran por ellos, no me asomo a este blog que he abandonado desde hace tiempo (aunque espero volver a escribir). Algo que me desanima es ver que con el tiempo, los videos de Youtube que adjunto y que contienen las obras para escucharlas, son eliminados. :( Pero normalmente las obras vuelven a aparecer en un tiempo.
Por otro lado, así es, es Dacapo el sello y espero que la disfrute.
Mientras tanto le comento que puede encontrarme en facebook como "Joel Lo" la foto de perfil es un gato gruñón con peluca de Beethoven (lo sé, lo sé, es algo extraño, pero no niego mi sentido del humor). https://www.facebook.com/joel.observador Ahí sí sigo compartiendo música y comentarios.
Un saludo.