Sobre Kurt Atterberg

No es secreto que les tengo un gran aprecio a los compositores nórdicos del romanticismo tardío, especialmente los provenientes de Suecia. En un lugar privilegiado siempre tengo a un compositor cuyo descubrimiento hizo que me embarcara en exploraciones profundas de compositores no tan conocidos, y de esa manera, encontrar aún más música rara y grandes joyas perdidas. Ese compositor es Kurt Atterberg, un ingeniero (además de compositor) que es de los mejores representantes del nacionalismo sueco. Yo diría que junto a Hugo Alfvén, tenemos a  los dos mejores músicos nacionalistas de su país.

Kurt Magnus Atterberg (1887-1974)

Atterberg parece ser cada vez más sonado, por lo menos en comentarios que veo en la red. Creo que es imposible no sentirse atraído por la música de este compositor. Parece que no hay escucha que llegue a escuchar música de Atterberg y diga “¡Na! Ni me gustó nada”. Para los que ya hemos escuchado gran parte de su obra disponible en grabaciones, reconocemos un estilo único, directo, emocional y cautivador en la música de este compositor. No podemos decir que es un genio innovador; de ahí que no resulte extraño su olvido en el repertorio. Sin embargo, su estilo sigue siendo único y su música, hermosa.

¿Pero cómo podríamos definir el estilo de Atterberg?

De manera estricta, las características más importantes serían el ingenioso uso de de temas folklóricos mezclados correctamente con la clásica tradición sinfónica del romanticismo. A eso, le agregamos su gran habilidad como orquestador y ya tenemos a un compositor espectacular; pero yo pienso que el sello Atterberg no se marca con sus habilidades meramente técnicas. Para mí, lo más importante en este compositor es su creación melódica.

Y es que de repente saca unas melodías que son para quedar boquiabierto. Las que más pegan son unas que parecen mezclar el golpe emocional de un gran romántico ruso (Rachmaninov, tal vez) con todo el espíritu nórdico de Sibelius. No hay mejor ejemplo de esto que el tema principal del 1er. Movimiento de su concierto para piano.

(Atención desde 00:15 hasta 01:10 aprox.)

Frases sencillas, directas, con cierta repetición y elegancia que sueltan la carga emocional al instante. Así describiría sus melodías. Otro buen ejemplo, el tema principal con el que arranca el último movimiento de su concierto para violín.

(Atención hasta 0:43 aprox.)

También es un maestro para ciertos temas heroicos, ejecutados por los metales que suelen aparecer en sus sinfonías (Especialmente en los finales de la 2a. y la 8a.). Ahora, tenemos que aceptar que si hablamos de Atterberg, tendríamos que hablar de sus sinfonías. No haré una exploración completa de ellas; por el momento solo mencionaremos que son nueve sinfonías en total, todas con distintos detalles y personalidades, pero todas son indiscutiblemente de Atterberg. Desde la primera sinfonía ya tenemos una gran sinfonía romántica, donde un joven Atterberg parece algo modesto aún para soltar su poderosa expresión orquestal. En cuanto llegamos a la 2a. y la 3a. ya somos testigos de las "bombas" en su repertorio, cargadas de un hiper-romanticismo que (tenemos que advertir) podría ser “demasiado” para algunos. Pero estas obras de mayor magnitud merecerán posts a parte en el blog, así que todo el palabrerío me lo voy a ahorrar en este momento.

Para terminar, dejo la lista de las 5 obras que más recomiendo (por el momento) de este compositor:

·         Sinfonía No.3

·         Sinfonía No.2

·         Concierto para piano.

·         Sinfonía No. 5

·         Balada sin palabras.

Una buena, sencilla y rápida introducción a Kurt Atterberg es la Rapsodia “Värmlands”, que aquí dejaré para finalizar este post. Nótese como la emoción sobresale incluso sobre las intenciones descriptivas de la obra; atención también a los evidentes temas folklóricos, la melancolía y el espíritu enaltecedor de ese tema en la trompeta. Una breve delicia, que no hay que dejar pasar.